De la muerte a la excomulgación: Formoso I

Te voy a contar el que sea uno de mis relatos favoritos de la iglesia católica: el sínodo del cadáver. La historia del papa Formoso I, a quien la misma iglesia negó durante muchísimo tiempo, al punto de borrarlo del libro papal.

Formoso es uno de esos tantos personajes de los que se sabe muy poco, por ejemplo: no se sabe su verdadero nombre, y su fecha de nacimiento estuvo determinada a suposiciones durante mucho tiempo, pero se cree que nuestro personaje nació en Ostia, Italia en el año 816 dC y fue nombrado obispo en 864 por Nicolás I.

Los conflictos con la Iglesia comenzaron en el 877 cuando Formoso se enfrentó al papa Juan VIII al apoyar la coronación del alemán Arnulfo como rey de Italia, mientras que el sumo pontífice apoyaba al rey francés Carlos II. Esto le costó a Formoso la excomunión y la expulsión de su diócesis. 

El papa Marino I le revocó la excomunión en el 883, por lo que pudo ser restituido en su sede en Porto. En octubre del año 891 Formoso fue nombrado papa de la iglesia católica, sucediendo en la Santa Sede a Esteban V. Luego de la muerte de Guido de Spoleto en el 894, Formoso contactó al rey Arnulfo de Carintia convenciéndole para atacar Italia y liberarla del poder de la familia Spoleto. Arnulfo invadió Italia atravesando los Alpes y en febrero del 896, Formoso le declara emperador de Italia en la basílica de San Pedro. Sin embargo, Formoso murió el 4 de abril del 896, supuestamente envenenado.

El sínodo del cadáver

En el 896 Bonifacio VI accede al trono con el apoyo de Lamberto de Spoleto, quien volvió a Italia a causa de la enfermedad de Arnulfo. Los Spoleto impulsaron el juicio contra Formoso, el cual fue realizado por el papa Esteban VI (debido a la prematura muerte de Bonifacio VI) nueve meses luego de la muerte de Formoso. El papa ordenó exhumar el cadáver y llevarlo a juicio, el cual se celebró a principios de 897.

El cuerpo del difunto papa fue llevado al sínodo, ataviado con todas las insignias papales y vestido como en vida, fue juzgado en presencia de diversos cardenales, obispos y dignatarios eclesiásticos, contando incluso con un abogado defensor. ¿Los cargos? Se adujo que su nombramiento como papa fue ilegal, puesto que fue nombrado sumo pontífice siendo ya obispo de Porto. ¿La resolución? Renegar de su nombramiento como papa, despojarlo de todos los atavíos papales y cortarle los tres dedos usados para dar la bendición; y todos los sacerdotes que fueron nombrados por Formoso fueron desacreditados y obligados a repetir la ceremonia. Luego de esto su cadáver fue torturado, arrastrado por toda Roma y arrojado al Tíber. 

Cuentan las lenguas antiguas que dos años después el cadáver del condenado fue recuperado por un pescador en el Tíber (Formoso estaba de vuelta). Ese mismo año, el papa Juan IX restituyó a Formoso, ordenando volver a escribir su nombre en los libros del Vaticano, para luego prohibir los juicios para los difuntos. 

Ah por cierto, Esteban VI fue encarcelado y estrangulado unos meses después. Irónico, ¿no? 

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