Tener las cosas en nuestras manos no siempre es tan simple, conociendo el poder que tenemos para crear y destruir.
Hola a todos. Me resulta un poco incómodo tener que escribir
en estas condiciones, puesto que todo lo que publico aquí en el blog lo tengo
planeado de antemano.
Eso es lo que marca la entrada de hoy. Hoy fue un día
demasiado movido para mi en sus ultimas horas, y a raíz de esto estoy
escribiendo esto. Voy a escribir acerca de como nosotros mismos somos capaces
de destruir cosas. Cuando digo cosas no necesariamente me refiero a derribar
cosas materiales, sino que a ciertos aspectos en nuestras vidas, y en el que
quiero hacer mayor énfasis es en la amistad, así que empecemos con esto.
Todos tenemos al menos una amistad que marca nuestra vida, y
nuestro deseo es mantenerla el más tiempo posible. A veces ignoramos que somos
tan capaces de destruir algo como de crearlo. ¿A qué me refiero? Lo voy a poner
de esta forma: una vez leí una imagen que decía: “la amistad es como el mar. Se
puede ver el principio, pero no el final”. Es totalmente cierto. Una buena
amistad es como el mar, pero miremos las cosas de la siguiente manera:
- · No podemos ver el final del mar si nos quedamos parados en el comienzo. ¿confuso no? La verdad sí, un poco, y ahorita lo explico. El mar tiene un principio y un final, y desafortunadamente algunas amistades también, pero nos podemos mover a través de todo el mar hasta llegar a su final. En la amistad nos movemos a través del tiempo, y aunque no lo queramos vamos a poder ver el final, pero está en nosotros acercarnos a él o no. Yo quisiera decir que tengo muchos amigos, pero prefiero llamarlos compañeros, porque amigos solo tengo tres, pero no daré nombres.
·
- Somos tan capaces de destruir como de crear. ¿Qué significa esto? Simple, basándome en la misma frase acerca de la amistad, voy a decir que el mar tiene un límite entre dos puntos de tierra. Lo malo es que nosotros lo ignoramos y nos atrevemos a ir más allá de esos límites. Cuando digo ir más allá de esos límites (literales, todavía no figurados), quiero decir que entre los siglos 16 y 17, el Sacro Imperio Romano Germánico alcanzó unos niveles de población sin precedentes, por lo que para hacer más espacio para nuevos pobladores, le quitaron terreno al mar. Muchas veces hacemos lo mismo con nuestros amigos. Tenemos nuestros “limites” con ellos, pero cuando queremos algo más, empezamos a hacerlos a un lado para conseguir lo que deseamos. Y así, hasta que terminamos sin dejar espacio para nuestros amigos dentro de nuestras prioridades. Para mi, un buen amigo debe ser una prioridad, porque es más que un hermano en tiempos malos y difíciles. Al hacerlos a un lado les quitamos terreno en nuestra vida, por lo que sus intervenciones ya no tendrán tanta validez como antes, y eso es malo, porque como el mar se seca, ellos se alejaran definitivamente de nosotros, dejándonos sin un apoyo firme y constante. Ahora, ¿nosotros lo hacemos o nos lo hacen a nosotros? Difícil de saber, pero lo importante es darnos cuenta a tiempo para que sus consecuencias no alcancen niveles indeseados.
¿La amistad es lo único que toma parte en esta entrada? De
momento sí, porque como digo en la introducción de este blog, es algo que
escribí sobre la marcha. Trataré de volver pronto con una entrada más amplia.
Así que hasta luego a todos, gracias por leer mi blog. Se los agradezco con
toda mi gratitud, porque es bueno saber que tengo gente que lee esto, ya que lo
planeo con anticipación antes de publicarlo. J
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